He estado dando una vuelta por mis archivos internos, buscando la mejor manera para volver a introducir esta sección (puedes leer el primer artículo sobre vehículos del cine aquí). He pensado que si vamos a hablar de cine, lo mejor era empezar con eso, con cine. Había pensado en citar alguna escena de alguna película o en volver a hablar de las emociones y sensaciones que este género causa en aquellos que despejan su cabeza frente a la pantalla, y viajan a un destino programado por un director y acompañado por un elenco de actores, que serán sus compañeros de viaje.
Pero pensando en ello, he recordado que hay frases, en algunas películas, que quedan para la prosperidad y definen una trama de 120 minutos en una frase de 10 palabras. Frase que cobra sentido una vez has visto y consumido la película. Comencé a recapacitar sobre qué película podría tener una frase que me ayudara a definir el fin de esta serie de artículos; y de repente (gracias a la ayuda de Google, todo hay que decirlo) encontré una frase que de primeras no conseguí casar con lo que quería, pero que al repetírmela más y más, empecé a darle sentido.
“Nuestro nombre no importa, se nos conoce por nuestros actos” - Batman Begins
Me encajó esta frase por dos razones muy simples, y es que son los actos los que nos definen y los que marcan nuestra imagen en los recuerdos de otros. Pero por otro lado, yo si pienso que dar un nombre a aquello que admiras es importante y necesario, puede que esa persona o esa cosa no quiera reconocimiento, pero se merece que la gente sepa su origen y pueda contar con toda veracidad que específicamente, ella o aquello fue lo que consiguió hacerme levantarme de mi asiento. Es por ello que creo, que estos vehículos de los que vamos a hablar, no deben quedarse en la prosperidad como el coche de o la moto de, o el coche que hizo tal o la moto con la que se hizo cual… No, estos vehículos se merecen un nombre, y aquí vamos a dárselo.
Para lo único que realmente no hace falta un nombre real, es para un símbolo, y símbolo solo hay uno, Batman.
Como no puede ser de otra manera, había que hablar de esta película, y de este vehículo, ya que gran parte de la película tiene lugar dentro y alrededor de él. Aunque la primera impresión de estos vehículos era la de un Jeep, en realidad se trata de Fords Explorers. Si recordáis la película, estos vehículos eran automáticos y funcionaban sin conductor; estos coches fueron modificados, de manera que el conductor se escondía en el maletero, donde tenían un televisor con imágenes de fuera del vehículo.
Es por ello que el Ford Explorer XLT UN46, quedará para la historia como el vehículo perfecto para cualquier incursión prehistórica. Se recomienda llevar siempre un vaso de agua en el vehículo, ya que se trata del mejor detector de dinosaurios de gran tamaño de toda la película.
Como no, este vehículo debía aparecer, sí o sí. Hecho de un Cadillac Miller-Meteor de 1959, se trata de una mezcla entre una ambulancia y un coche fúnebre, solo que en este caso, la función de este vehículo es la de trasladar y guardar el equipamiento del grupo de Cazafantasmas más famoso de la pantalla.
Este vehículo es un maravilloso ejemplo de cómo no siempre son los actores quienes se llevan todo el protagonismo, sino que, a veces, se crean iconos que perduran en nuestra memoria y se convierten en el emblema de una saga.
El paso de los años hizo que Sony, descuidara estos vehículos, los cuales se perdieron entre los almacenes de la productora. Fue a raíz del resurgimiento de la saga a través de los videojuegos a partir de 2009, y a raíz de muchos fans, que se restauraron los dos vehículos que quedaban, los cuales fueron restaurados y llevados a exposiciones y salones donde los fans pudieron apreciar la inmensa cantidad de detalles y referencias. Por lo que, queda claro que este vehículo habla por sí solo, no necesita a Bill Murray en su interior, para saber que, “si ocurre algo extraño y no tiene buena pinta, ¿a quién vas a llamar?”. Correcto, a los Cazafantasmas.
Quizás no es el ejemplo perfecto de vehículo que se come la película, ni que adelanta a los propios protagonistas del film, pero por seguro, es un elemento fundamental, que casa con la trama y acompaña al protagonista durante toda la película. Esta película protagonizada por Keanu Reeves, nos enseña que, hagas lo que hagas, nunca asesines al perro de un asesino, pues las consecuencias pueden ser horribles.
En esta película, John Wick conduce un precioso Mustang Mach 1 de 1969, un vehículo imponente para superar todo tipo de aventura, y dando clara impresión de tipo duro.
Un dato curioso, es que el vehículo es totalmente real, sin ningún tipo de CGI; además, se sabe que Keanu quiso ser el mismo quien llevase durante todo momento el vehículo, dejando a un lado el uso de doble de riesgo para las escenas al volante. Lo dicho, a su perro ni mirarlo.
Esta película tiene algo distinto, no sé si es la trama, no sé si es la maravillosa banda sonora o son sus protagonistas, un Ryan Gosling haciendo el papel de Ryan Gosling con 3 líneas de texto y muchas miradas penetrantes, y su coche, un Chevrolet Malibu del 73, protagonista de las escenas más reconfortantes de la película, las de conducción nocturna.
Y es que esta película tiene eso, es capaz de transmitir la sensación de que nuestro coche, cuando decidimos salir a dar una vuelta con él, es nuestro santuario, el lugar donde pensamos y donde nos despejamos, únicamente con el sonido del motor, las ventanillas bajadas, la luz de las farolas (en una muy lograda ciudad estilo eighties). No solo eso, sino que Gosling creó tendencia, y son muchos los que tanto en su momento como actualmente, deciden armarse con su cosplay, ponerse unos guantes de cuero, colocarse una chaqueta con un escorpión a la espalda y escuchar Nightcall de Kavinsky, mientras creen que recorren las carreteras americanas durante los ochenta; aunque, quienes somos nosotros para juzgar a aquellos que quieran parecerse al bueno de Ryan Gosling.
Con esto, damos por finalizado el segundo artículo sobre vehículos icónicos del cine. Quedan más ejemplos de los que hablar, estamos abiertos a sugerencias y, lograr así, reunir aquellos iconos sobre ruedas que han traspasado la pantalla. Esperemos que os haya gustado y entretenido, nos vemos pronto en el próximo volumen. Un fuerte abrazo.